Acabamos de exprimir nuestros últimos días en Angoulême (y tras el breve paréntesis frenético en Bolonia) llegamos finalmente a Zapopan. Nuestra primera impresión es que los dos lugares no podrían ser más distintos y todo nos sorprende. Ya nos hemos instalado en la Casa del Autor, comido tacos en el mercado y sudado bastante.

